El neotaoísmo es una escuela filosófica que surgió durante la dinastía Han en China, alrededor del siglo II d.C., como una forma de integrar ideas taoístas y confucianas. Mientras que el taoísmo clásico se centraba en la naturaleza, la simplicidad y la espiritualidad como medios para alcanzar la armonía y la paz, el confucianismo se enfocaba en la ética, las estructuras sociales y la moralidad como caminos hacia un orden social armonioso. El neotaoísmo intentó reconciliar estos dos sistemas de pensamiento al subrayar el tema del “Dao” (el Camino o la Vía) como principio subyacente en ambos.
Una de las ideas centrales del neotaoísmo es la noción de “Wu Wei” (no-acción), que sugiere que el mejor tipo de acción es aquella que no se realiza forzadamente, sino que fluye naturalmente de la situación. Sin embargo, a diferencia del taoísmo clásico, que a menudo se interpreta como una retirada de las preocupaciones mundanas, el neotaoísmo busca aplicar el concepto de wu-wei a la vida social y política, intentando encontrar una forma de acción que esté en armonía tanto con la ética confuciana como con los principios taoístas.
Algunos de los pensadores más destacados del neotaoísmo incluyen a Wang Bi, quien interpretó el Tao Te Ching de una manera que resaltaba su compatibilidad con las ideas confucianas, y Guo Xiang, conocido por su comentario sobre el Zhuangzi, otro texto taoísta fundamental. A través de sus escritos y comentarios, estos filósofos y otros buscaron crear un sistema más coherente y unificado que pudiera abarcar tanto el pensamiento taoísta como el confuciano.
En resumen, el neotaoísmo representa un intento de síntesis y reconciliación entre las filosofías taoísta y confuciana. Aunque nunca reemplazó por completo a ninguna de las dos tradiciones, ofreció una nueva forma de entender y aplicar estos antiguos sistemas de pensamiento chino.